¿Te ha pasado? Un bug que se resiste, un proyecto estancado, un flujo de trabajo que se desmorona. El impulso es saltar a “solucionarlo”. Pero Charles Kettering, inventor y líder en innovación, nos dejó una lección mejor:
“Understanding the problem is half the solution.”
(Entender el problema es la mitad de la solución.)
En otras palabras, saltar directo a la acción sin diagnóstico suele ser tu peor error. La verdadera eficacia comienza cuando dedicas tiempo a comprender profundamente qué está fallando.
El principio de Kettering aplicado a la resolución de problemas
La filosofía de Kettering es clara: analizar, definir y describir bien los problemas es clave para resolverlos efectivamente. Esto implica distinguir entre el problema percibido y el problema real.
En software, un error recurrente puede no estar en el código, sino en un requisito mal definido.
En productividad digital, la sensación de “no avanzar” podría deberse a procesos mal organizados, no a falta de herramientas.
Comprender el problema significa mirar más allá de los síntomas.
Aplicación en ingeniería de software
Cuando trabajamos en desarrollo, saltar a soluciones rápidas puede generar deuda técnica. Aplicar la filosofía de Kettering nos recuerda que:
Diagnosticar correctamente es clave: ¿el bug es realmente del módulo que creemos?
Las metodologías ágiles ayudan a entender problemas mediante feedback y retrospectivas.
Test-driven development (TDD) obliga a entender y definir el problema (el requisito) antes de escribir el código, evitando malentendidos desde el origen.
Ejemplo práctico: Un error recurrente en un módulo de pagos desapareció solo cuando el equipo entendió que la causa real estaba en la validación de los datos de entrada, no en el cálculo de transacciones.
Aplicación en productividad digital
Este principio también aplica a nuestra gestión del tiempo y flujo de trabajo:
Identifica los cuellos de botella reales antes de implementar herramientas o automatizaciones.
Automatiza las tareas que realmente consumen tiempo y no aportan valor.
Establece prioridades claras basadas en objetivos concretos, no en sensación de urgencia.
Mini-caso: Un profesional digital logró liberar 5 horas semanales simplemente documentando y analizando cómo distribuía su tiempo, en lugar de instalar más apps de productividad.
Claves prácticas para implementar el enfoque de Kettering
Define el problema claramente: usa mapas mentales o diagramas de flujo.
Cuestiona tus supuestos: pregúntate: ¿estamos resolviendo el problema correcto?
Divide problemas complejos en partes: facilita soluciones más rápidas y efectivas.
Documenta hallazgos: promueve la mejora continua y la transferencia de conocimiento.
Conclusión
Antes de buscar la solución, dedica tiempo a entender el problema. Como decía Kettering:
“conocer profundamente la situación es ya la mitad del camino hacia una resolución efectiva”.
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